Llegan las vacaciones de mitad de año, vacaciones académicas o laborales, y la idea de descanso se apodera de todas las mentes, aun cuando cada vez son menos los que la pueden realizar: huir lo más lejos posible de la ciudad y de la rutina de todos los días es el sueño de casi todos.Comenzando el siglo XXI, para muchos, incluidos los payaneses, el ocio se volvió forzoso por el desempleo y perdió todo su atractivo.
Muchos deben dejar a un lado el ocio y el descanso para prolongar sus jornadas laborales, pues el desempleo y los problemas de la economía familiar los obliga a conseguir el dinero que les permitirá seguir con sus labores al finalizar el periodo vacacional, como por ejemplo para pagar la matrícula de la universidad.
Aun así, quizá no sea mala idea luchar por recuperar el primer sentido del ocio, el del descanso sin exigencias, actividades asociadas o justificaciones. Ese que gozaron nuestros antepasados en las tardes de siesta y silencio, cuando las opciones eran pocas, el tiempo mucho, y el descanso un destino seguro.