En cuanto a las calles normalmente ruidosas, saturadas de comercio, de niños que trabaja y de hombres y mujeres que extienden su mano para recibir una moneda, suelen ser convertidas para la Semana Santa en una larga y laberíntica sala de exposiciones ocupada por artesanías, pinturas y diversas presentaciones gastronómicas. Pero... justo cuando termina esta festividad religiosa todo el mundo regresa a su ocupación cotidiana. Muchos quizás aprovecharon la "Semana Mayor" para reflexionar y encontrar paz y armonía interior; pero otros por el contrario se divirtieron asistiendo a lo que por esta época se convierte en la más extensa pasarela, la calle de arriba para abajo.
Eco de las Sombras realiza en esta ocasión una breve mirada a esa Popayán que se embellece y se engalana sólo para recibir a los visitantes que desean apreciar las procesiones de Semana Santa y que ha relegado la importancia del recogimiento espiritual a unas cuantas mujeres conservadoras que visitan las iglesias para arrepentirse y rezar por ellas y por todos los que ya olvidaron como hacerlo. Hablamos aquí de esa misma Popayán que le teme al deterioro de su imagen, porque sabe que bajo la cal que viste sus paredes se esconde una ciudad de pobladores humildes que conoce el olvido de los poderosos; una ciudad que no siempre está vestida de gala, pero que casi siempre se cubre de desamparo y necesidades.
En esta oportunidad Eco de las Sombras contó con los aportes valiosos de: Juan Cristóbal de la Torre, Jefe de la división de Patrimonio Cultural de la Universidad del Cauca; Victoria Coronado, Procuradora Regional del Cauca; Maritza Ramírez y Ricardo Ramírez, estudiantes de la Universidad del Cauca. Además de los documentos proporcionados por: El Museo Nacional de Colombia, El Ministerio de Cultura y el Periódico "Desde Abajo".
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